martes, 16 de abril de 2013

Roce de mejillas


Que puedo contar que el mundo no sepa ya. Que cada vez que sonríe el mundo se ilumina lo suficiente como para cegarnos a todos, ingenuos algunos, los que no se dan cuenta de que cuando amanece es cuando ella se despierta. El mundo no sabría de faldas de uniforme ni de ni de sexo apasionado de no ser por ella.

Inspiración divina de otro planeta...

            Cada vez que te mira sientes su cálida y penetrante mirada sobre tu piel, y por un instante te sientes en casa. Con un simple cruce de miradas es capaz de quitarte la vida. Y también de dártela.

            Que puedo contar que el mundo no sepa ya. Que cuando roza su mejilla con la tuya es como una descarga eléctrica ilegal. Que es el ángel de mis sueños y el diablo de mis pesadillas. Que inundo mi mundo desde que su bordería empezó a hacer efecto sobre mi. Que no me canso de mirarle a los ojos y decirle… “Que te quiero”.

            Que se que me miráis con envidia al saber que soy el hombre de su vida y el dueño de sus piernas. Que sus curvas, perfectas como las mejores pinceladas de la mejor obra del mismísimo Van Gogh no tienen comparación con su sonrisa, con esos ojos de felino al acecho de su presa.

            Me quita el sueño. Y me da la vida.
           
            Es el punto sobre la i, la gota que colma el vaso, el ultimo aliento de la muerte, es ella. 

Ella es mi musa.






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