Amiga,
Dios me libre de decir algo que pueda ofenderte, mas no tengo intención alguna que no sea complacerte.
Maldigo el momento en que te abrí la puerta de aquel precioso BMW ya que ambos sabemos que el día después nunca nos viene bien.
Y aquí me encuentro, derrochando lagrimas una vez mas a son de nuestro “Quédate”, mientras el olor a tabaco inunda por primera aquel cuarto en el que jamás tuviste permiso para fumar.
Si, saladas unas, otras amargas pero sin duda as mejores son las dulces, que son las que tantos recuerdos llevan en ellas.
Como olvidar el momento en que todo esto empezó y lo rápido que pasa el tiempo, a ritmo de mis latidos que ahora mismo ni el mejor cardiólogo entendería porque no estoy en shock, cosa que no descarto.
Solo espero que como tantas otras veces, dejemos nuestras tonterías a parte que somos los mejores idiotas pero no tan cabezotas como para tirar 4 meses a un cenicero al borde del colapso.
Por muy poco que solucione solo quiero que sepas que te quiero, que siempre te quise y que jamás dejare de quererte, pues tu eres mi musa y por os siglos de los siglos seguirás siendo quien dé luz a mi arte, siempre tuyo.
R.
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