Esta noche, es de lo más normal. Son las 00:30 de un simple martes. La gente está en sus casas o en algún lugar donde no desean ser vistos, huyendo como de costumbre de la cruda realidad que les aguarda mañana al dar a cara al mundo real.
Las hojas de los olivos son mecidas bruscamente por el frío y seco viento de la capital. Yo mientras, como de costumbre, escribo lo que pasa por mi cabeza mientras que fumo un cigarrillo con desgana. Miles de pensamientos de todo tipo inundan mi cabeza que se encuentra al borde del colapso. Pero no me preocupo, todo está en orden. No hay nada fuera de lo normal.
A medida que la noche hace su labor, la gente va volviendo a casa, ya entre risas o llantos, pero vuelven. Saben que mañana será un día como otro cualquiera, igual de lleno de decepciones y sonrisas como otro cualquiera. Pero eso no les impide seguir el curso de su vida. Yo sin embargo no puedo dormir.
La noche se depara dura pero no es nada que no se pueda superar inundando mis pensamientos en el humo del tabaco y el sabor de un whisky barato.
Esta noche es de lo más normal, todo está en calma...
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