jueves, 31 de enero de 2013

La Vida


Tras el mítico momento de la pelea monumental, no ves otra opción que darte una ducha ardiendo para que el calor te quite las ideas de la cabeza. No sabes que hacer, no tienes escapatoria, has perdido lo que mas falta te hacía y te has quedado con un puñado de apuntes, gritos en tu casa y un cenicero que empieza a desbordar.

            Al salir de la ducha, metes la mano en el armario para sacar una camiseta al azar, total, para lo que la quieres. te pones los mismos pantalones del día anterior y te tiras encima de la cama.

            Te enciendes un cigarro y cierras los ojos. Tras cada bocanada de humo blanco se escapa un poco de tu alma, y sientes como poco a poco te vas vaciando por dentro. No tienes ni idea de que hacer, estas perdido en un mar de dudas y nicotina cuando de pronto abres los ojos. Miras al cigarro y lo apagas a medio fumar.

            Vuelves a cerrar los ojos y piensas. Piensas en todos los buenos momentos que pasaste junto a ella, en todo lo que sentiste cada vez que la mirabas a los ojos, cada vez que sentías sus labios rozando los tuyos y sonreíais los dos. Aquellos paseos bajo la lluvia y su manera de contestar “y yo” a cada te quiero que salía por tu boca. Y vuelves a sonreír.

            Vuelves a sonreír y te enciendes otro cigarro, pero esta vez sabe distinto, esta vez notas que te llena, notas que poco a poco te vuelves a sentir persona, y pones los pies en la tierra. Y a cada calada que le das, te acuerdas de todo un poco mas, cierras los ojos y casi puedes tocarlo, siente que puedes estirar el brazo y acariciar su cara.

Pero vuelves a abrir los ojos y esa sonrisa NO se ha borrado, porque a cada calada que le vas dando, te acuerdas del día en que te juraste que siempre serías feliz.








domingo, 27 de enero de 2013

Me cuesta

El no saber como empezar a escribir lo que pienso es algo que no me extraña ya que es relativamente común a estas alturas.

Me gustaría que fuera tan fácil como enchufarme a una maquina y que ella sola extrajera la información de mi cerebro y la colocase sobre el papel. Pero visto que esto todavía no se ha hecho nunca voy a esforzarme tanto como pueda.

No se si sabréis lo importante que es para algunos sentir que aquella persona con la que mantienes una relación, ya sea amistad o algo por encima de eso, te quiere, te cuida y se preocupa por ti. Algunas personas, necesitan ver eso reflejado en palabras y que se les diga todo lo que uno piensa.

Yo, personalmente, no necesito que me digan lo mucho que me quieren, ni que me repitan una y otra vez lo que quiero oír. A mi me basta con saber que detrás de la mascara que cada uno lleva día a día hay algo, algo a veces mas o menos fuerte pero hay algo, por lo que yo se que le importo, que me quiere y que me cuidará cuando lo necesite.

Yo sé que es lo que pienso. Yo tengo las ideas muy claras y creo que alguien a quien le importas, lo sabe también automáticamente.

La gente comete errores, y eso no siempre significa como es alguien, ya sabemos que errar es humano, pero rectificar es de sabios y por esto mismo, creo que nadie, por ningún motivo, debería dejar de merecerse una segunda oportunidad.


lunes, 14 de enero de 2013

Esos pequeños y simples gestos

Creo que jamás dejare de preguntarme por qué es el ser humano tan asombroso. Tenemos la capacidad de ilusionarnos con los momentos mas insignificantes como de mantenernos inertes ante las mayores maravillas.

Pero hoy estoy aquí para hablar de aquellos pequeños momentos que hacen al ser humano ser un poco mas feliz cada día. Son momentos insignificantes como un cruce de miradas en un ascensor, un beso en un semáforo en rojo o simplemente sentarte junto a ella en clase, son pequeños gestos que aunque parezcan insignificantes, todos juntos producen una sensación de satisfacción en el ser humano que es posiblemente indescriptible para la gran mayoría.

Suelen ser cosas sencillas que pueden ir desde una sonrisa dedicada a ti hasta que te inviten a una bolsa de patatas. Son pequeños gestos que aunque no supongan ningún esfuerzo para la otra persona, pueden significar un mundo para nosotros.

Todos conocemos el famoso dicho de “no es más rico el que más tiene si no el que menos necesita”. Todos los que compartan mi afición e incontrolable espera por recibir estos gestos día a día entienden perfectamente el significado de este conocido refrán.

Sin embargo, aquella persona que para ser feliz o simplemente para arrancarle una sonrisa tienes que generar una cantidad tal de esfuerzo que no te compense el resultado, esos amigos, están perdidos. Pues no recibirán nunca un gesto de alguien que no pueda dar tanto como necesitan, que probablemente, seamos la gran mayoría.

Con esto, pretendo demostrar que el ser humano es tan complejo como simple. El mas insignificante gesto puede mover masas. Es algo por lo que sigo pensando cada noche y cada una de ellas llego a una conclusión sencilla. Cada noche al acostarme me doy cuenta de que mi día a día está repleto de pequeños gestos. Pero también me doy cuenta de algo fundamental, que es que cada día necesito mas cruces de miradas, mas sonrisas, mas besos en ascensores o semáforos en rojo bajo la lluvia (por muy Hollywood que suene eso, a veces pasa).

En definitiva, cada día la necesito más y más y más…