domingo, 9 de septiembre de 2012

La Piedra II



   Las relaciones son como el cristal, a veces es mejor dejarlos rotos que hacerse daño tratando de unir los trozos aunque uniendo trozos se crearon las mas bellas vidrieras.

Teniendo una seria conversación con una gran persona, he llegado a muchas conclusiones e incluso a entender el porque de la manera de actuar de aquellas personas que se dejan guiar por el corazón.
  El tropezar con la misma piedra dos veces se debe básicamente al mero miedo de arrepentirse en un mañana, a no intentar que la relación funcione y después preguntarnos como podría haber sido.
    La conclusión era simple pero profunda, cogemos el susodicho camino lleno de piedras que a pesar de doler cuando nos tropezamos, nos hace mas felices.
    Recurro a la famosa cita de este nuestro amplio refranero Español que dice “Quien te quiere te hará sufrir”. Obviamente por todo por lo que un ser sufre, quitando obviamente el sufrimiento físico, se debe a que le da importancia.
    Este ha sido básicamente el intercambio de palabras que he tenido esta tarde. Lo cierto es que desde el punto de vista de una persona que se deja guiar por esa voz interior que son sus sentimientos es una conclusión bastante acertada aunque desde el punto de vista de una persona que mas bien se rige por la lógica y la memoria, se ve como algo difícil de entender.
    La conversación de hoy me ha hecho pensar en el porque de una ruptura pero no solo eso sino en el porque de una posible reunificación. Es posible que los impulsos por los que seguía el ser humano, simplemente produzcan una sensación en el cerebro de desinhibicióny perdida del sentido común. Yo diría que esta frase anterior es básicamente la descripción de lo que la gente llama amor. Aquel momento en el que te das cuenta de que todo aquello en lo que has pensado todo aquello que te juraste no repetirías se esfuma en un abrir y cerrar de ojos en el momento exacto en el que estás con esa persona.
   Como conclusión dejo claro que a pesar de lo mal que se haya pasado en una relación y de todas las disputas que se puedan haber producido, siempre hay un hueco en nuestras cabezas (ya que el corazón es un burdo musculo que solo bombea sangre y no es comparable a la magnitud y potencial del cerebro) para el perdón.

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